Type of Research Instrument
BASE CONCEPTUAL
Las teorías sobre la democracia suponen que su consolidación y desarrollo requiere de cierto tipo de valores y orientaciones por parte de los ciudadanos que viven bajo este sistema. De acuerdo con Diamond (1999: 16) estos valores y orientaciones están relacionados con la moderación, la tolerancia, la civilidad, el conocimiento y la eficacia. Esta última se refiere a la convicción que tienen las personas acerca de sus posibilidades de incidir en el proceso político (Paterman, 1971).
Estas creencias, orientaciones, actitudes y valores son conocidos como cultura política. La definición tradicional de cultura política, propuesta por Almond & Verba a finales de la década de los cincuenta del siglo XX, a pesar de las críticas que ha recibido, sigue siendo el principal referente teórico para los estudios de opinión pública y percepciones políticas en los países democráticos, ya que la estructura conceptual que desarrollan frente al fenómeno de la cultura política lleva consigo una serie de variables sociales, económicas, politicas y culturales, que se han mantenido a lo largo de los años.
La definición propuesta plantea la cultura política como “el patrón de actitudes y orientaciones individuales predominantes frente a la política y acerca del papel de los individuos en el sistema político. Las orientaciones de los ciudadanos se separan en tres componentes:
- Las orientaciones cognitivas que se refieren a las creencias y conocimiento de los ciudadanos de los componentes del sistema político.
- Las orientaciones afectivas que aluden a los sentimientos de apego y de rechazo por parte de los ciudadanos frente al sistema político.
- Las orientaciones de evaluación, que se refieren a los juicios y opiniones sobre el desempeño del régimen político”. (Almond, 1972).
El supuesto que subyace en las investigaciones comparadas sobre cultura política en los regímenes democráticos, es que existe un conjunto de orientaciones y actitudes compatibles con la democracia. Estas actitudes y creencias, definidas por Almond & Verba como la cultura cívica, se caracterizan por la existencia de un consenso entre los ciudadanos acerca de la legitimidad de las instituciones políticas democráticas, por la tolerancia generalizada frente a la pluralidad de intereses en una sociedad, por la convicción de que es posible lograr cambios en la sociedad a partir de la política y por la confianza en los demás miembros del sistema político. (Almond,1980). La existencia de este tipo de cultura está fuertemente asociada con la estabilidad democrática.
De esta manera, la investigación parte del supuesto de que una democracia estable implica un Estado que promueve el fortalecimiento institucional como herramienta para el desarrollo de su gestión; que tiene además la capacidad de responder a las necesidades de una sociedad civil vista como elemento participativo y que, a su vez, ejerce control sobre dicho poder público.
Por esta razón, la investigación propone como base conceptual a la democracia, vista desde la evaluación de su desempeño y apoyo por parte de los ciudadanos, y la participación como elemento básico para el control y seguimiento del sistema.
DEMOCRACIA
La investigación asume como democracia aquel sistema político de gobierno basado en un cambio periódico de gobernantes (elecciones libres), promueve el pluralismo ideológico y político, que respeta las minorías y garantiza las libertades civiles y políticas de los ciudadanos.
Siguiendo la línea conceptual que plantea el Informe La Democracia en América Latina: Hacia una democracia de ciudadanos y ciudadanas, la democracia: "(…) excede a un método para elegir a quienes gobiernan, es también una manera de construir, garantizar y expandir la libertad, la justicia y el progreso, organizando las tensiones y los conflictos que generan las luchas de poder. Este sistema se caracteriza por la capacidad de dar respuesta a las demandas de los ciudadanos, al igual, les permite a estos ejercer un control sobre los procesos de toma de decisiones, además de garantizar la protección y respeto por los Derechos Fundamentales.
APOYO A LA DEMOCRACIA
Uno de los principales factores que garantiza estabilidad dentro del sistema democrático es el apoyo que expresan sus ciudadanos al régimen. Este apoyo se caracteriza por la existencia del consenso entre los ciudadanos acerca de ciertas valoraciones sobre el desempeño del sistema, basado especialmente en la capacidad de Estado para garantizar los derechos fundamentales, y sobre la confianza frente a las instituciones que lo conforman.
Por otro lado, el grado de conocimiento de los ciudadanos sobre el régimen, en cuanto a su definición, funcionamiento y estructura, se convierte en otro de los factores significativos para estudiar las condiciones en la cuales se ejerce la democracia.
Finalmente, el apoyo a la democracia se afianza por la tolerancia generalizada frente a la pluralidad de intereses en la sociedad. De acuerdo con Rodríguez & Seligson, para que el régimen sea a la vez legítimo y democrático, los ciudadanos deben mostrar niveles suficientemente altos de tolerancia, las mayorías deben respetar los derechos de las minorías y estos, a su vez, deben tener la posibilidad de expresar sus opiniones libremente.
En consecuencia, las democracias contemporáneas requieren de una ciudadanía interesada en la política, activa, participativa y que considera que tiene la capacidad para incidir efectivamente en el proceso político. La caracterización de este tipo de ciudadanos se hace explorando su conocimiento acerca de las instituciones políticas democráticas, su interés en la política, así como la participación en diferentes tipos de asociaciones políticas o cívicas.
Aunque estudios sobre cultura política han demostrado que la estabilidad de las democracias no depende exclusivamente de la cultura política, Diamond (1999) demuestra que los valores y las actitudes favorables a la democracia, así como la confianza en este sistema político, aumentan en la medida en que los ciudadanos constatan sus logros en materia de protección de los derechos, su capacidad para incidir en la política y en el crecimiento económico.
En Colombia, la existencia de fenómenos como el narcotráfico y la presencia de grupos armados ilegales, han incidido en la construcción y fortalecimiento de un régimen democrático. Esto guarda consonancia con los planteamientos de Martín Tanaka, quien argumenta “que el problema de la droga es en gran medida un problema exógeno, originado en la demanda de droga de los países desarrollados, y la ubicación estratégica del país en términos de la comercialización, y cuyos costos tiene que pagar Colombia injustamente, por medio del crecimiento exponencial del conflicto armado, la multiplicación de actores, su relación con actores armados, efectos sociales desestructurantes”. De ahí que estos fenómenos impacten sobre el ámbito político, limitando el desarrollo y accionar del régimen democrático en una sociedad cuya tradición hace necesaria la consolidación de la democracia.
PARTICIPACIÓN
El estudio asume la participación desde dos dimensiones fundamentales por su interrelación directa con el apoyo al sistema democrático.
Por un lado, la participación electoral vista como una de las dimensiones más importantes de la participación política por representar el derecho fundamental de los ciudadanos para participar en la toma de decisiones y la elección de representantes; por constituir el principal canal de vinculación entre el electorado, sus preferencias políticas y sus representantes; por tener un carácter vinculante con respecto a los resultados y posteriormente a las decisiones de los representantes elegidos y por constituir uno de los principales mecanismos para el ejercicio del control social a los representantes por parte de los ciudadanos.
Y por otra parte, la participación ciudadana como el conjunto de actividades voluntarias mediante las cuales los ciudadanos intervienen en la selección de los gobernantes, en la toma de decisiones, en el ejercicio del control político y en la formación de la política gubernamental. Además, se constituye en un ejercicio fundamental para generar sentido de pertenencia al sistema y, por ende, de apoyo a la democracia.
En Colombia, los escenarios políticos existentes para la participación se han visto permeados por fenómenos relacionados con la violencia y el conflicto armado. Esto se ha convertido en un obstáculo para construcción y desarrollo de los diferentes escenarios de participación, además, de dificultar la emergencia de nuevos liderazgos, con lo cual, se han debilitado los espacios de encuentro, participación y discusión entre agentes sociales y los representantes del Estado, condición esencial para el ejercicio de la participación.
PARTICIPACIÓN ELECTORAL
Desde la mirada de Dieter Nohlen, la participación electoral tiene dos perspectivas, una vista como un valor y otra desde su sentido instrumental. La mirada como valor indica que no se trata de un “medio para, sino de un fin“. La participación electoral es un hecho positivo en sí mismo, cuyo efecto inmediato (mucho antes que sus implicaciones instrumentales mediatas) beneficia al sistema político.
Desde su sentido instrumental, se convierte en medio para un fin; cumple con objetivos fundamentales dentro de la democracia representativa, en palabras de Mariano Fiallos: “por una parte, la determinación cualitativa y la medición cuantitativa de la voluntad del pueblo en cuanto a la selección de funcionarios y programas y, por otra, la de conferir legitimidad a los gobernantes y a sus programas y así facilitar la gobernabilidad y la paz social sostenible” (Nohlen, 2004: 142).
Bajo estas perspectivas, la participación electoral está asociada directamente con la dimensión del comportamiento, es decir, la acción de “votar”. Sin embargo, existen muchas más dimensiones asociadas a esta participación, las cuales son necesarias para determinar las diferentes formas de conducta de los individuos.
De acuerdo a lo anterior, la investigación basa el análisis de la participación electoral en dos atributos: el comportamiento electoral y la identidad partidista, expresadas en las opiniones y/o percepciones del ciudadano frente a elementos constitutivos de la estructura político-electoral.
En el primer atributo se analizan las motivaciones para acudir a las urnas o, por el contrario, por qué abstenerse de hacerlo. Este supuesto implica el entendimiento de la participación como derecho y como función. Según Nohlen:
(…) la participación como derecho implica la libertad del ejercicio inherente a todo derecho e incluye, automáticamente, la posibilidad de su “no ejercicio”. En su sentido funcional, el carácter voluntario del voto como derecho pasa a un segundo plano, para imponerse su carácter de compromiso, de deber ciudadano. (Nohlen, 2004: 142).
Frente al tema de las motivaciones, han surgido muchas teorías en búsqueda de una justificación frente a lo que lleva al ciudadano a ejercer su derecho al voto o, por el contrario, abstenerse de hacerlo. Para la investigación se han tomado algunos elementos de cada uno de los tres enfoques básicos:
Enfoque sociológico: explica la decisión de los votantes a partir de variables socioeconómicas relacionadas con su nivel educativo, sus ingresos, su posición social, su religión y su lugar de residencia. Estos estudios ponen mayor énfasis a la explicación de la decisión de voto en el impacto del proceso de socialización de los ciudadanos desde la familia, el sitio de trabajo y el vecindario (García, Hoskin, &, Macías, 2002).
Enfoque psicosocial: la conducta del votante es descrita como una respuesta a fuerzas sicológicas. Las actitudes del individuo hacia el mundo político durante la época electoral constituyen el llamado campo de fuerzas que determinan su comportamiento el día de las elecciones. Las principales actitudes del votante tenidas en cuenta son su apego a un partido, sus orientaciones frente a los temas de campaña y sus orientaciones frente a los candidatos. Para el enfoque psicosocial, la identidad partidista es una variable esencial para explicar la decisión electoral, la abstención también está relacionada con la intensidad de las preferencias partidistas del votante. Cuando estas son bajas, la probabilidad de que vote también lo son, y viceversa.
Enfoque de elección racional: propuesta por Anthony Downs (1957). Esta perspectiva teórica supone que el ciudadano hace un cálculo en torno a la decisión de no votar con base en los costos que implica hacerlo. Cuando decide votar, el elector lo hace basado en una decisión racional que maximiza sus intereses. Para que sea racional el acto de votar por un candidato o la decisión de abstenerse, los beneficios deben superar a los costos.
De acuerdo con este modelo explicativo, la decisión de un votante de participar en las elecciones depende de tres variables: 1) la percepción del ciudadano de que votando por uno de los candidatos obtendrá un mayor beneficio, mayor de que si vota por cualquier otro, multiplicado por la probabilidad de que el ciudadano sienta que su voto va a incidir efectivamente en las elecciones; 2) el valor de largo plazo que el ciudadano le da al sistema político democrático (puede ser medido como apoyo a la democracia); 3) los costos en los que debe incurrir el votante para votar (Downs, 1957).
Continuando con el análisis del primer atributo, también entra a jugar un papel muy importante la ideología política, como rasgo fundamental que conlleva a un comportamiento electoral específico.
Las ideologías políticas cumplen un papel fundamental en la medida en que permiten establecer escenarios y formas de acción en torno a lo político, lo que se ha denominado comportamiento electoral. En el mundo actual prevalecen dos sistemas de creencias en torno a lo político: la izquierda y la derecha. Prevalecen como nociones políticas que difieren de acuerdo a las formas de gobierno que debe emplear una sociedad y los modelos de bienestar y seguridad que deben darse para beneficio de los ciudadanos.
Para aclarar qué representa cada forma en el aspecto político, se han identificado las siguientes variables como elementos representativos a cada una. La derecha política tiende a asociarse con la defensa de las libertades individuales mediante un estado mínimo garante de las libertades económicas y políticas para el desarrollo del libre mercado. Por otra parte, la izquierda política tiende a asociarse con la consecución de la igualdad social a través de la priorización de los derechos colectivos y una mayor intervención del Estado.
El segundo atributo de la Participación Electoral se refiere a la identidad partidista, identidad que se construye a través de las motivaciones y del grado de satisfacción del ciudadano frente a los partidos y movimientos políticos.
La identidad partidista se determina a partir de los factores inherentes al apego por parte de los ciudadanos frente a los actuales partidos políticos y a aquellos elementos externos que determinan la variabilidad de los mismos a lo largo del tiempo. Los partidos se constituyen en entes aglutinadores o de agregación de intereses de los ciudadanos y, a partir de la representatividad, estabilidad y eficiencia que proyectan, generan sentimientos de identidad en los ciudadanos.
De esta manera, la población establece vínculos legales, económicos, ideológicos con estos, y se genera una identidad con el partido. A partir de esta relación causa-efecto, finalmente se constituyen en facilitadores para la toma de decisiones de los votantes, quienes conocen sus posiciones ideológicas y los consideran denominadores de la acción política dentro del modelo democrático.
PARTICIPACIÓN CIUDADANA
Para promover el desarrollo del sistema democrático, orientar adecuadamente las políticas públicas y estrechar las relaciones entre ciudadanos y el gobierno, es necesario que el Estado garantice espacios y mecanismos de Participación Ciudadana.
La investigación ha asumido el estudio de la Participación Ciudadana desde dos perspectivas. Por una parte, la Participación Convencional o denominada formal, la cual es entendida como una forma de acción individual o colectiva que implica un esfuerzo racional de un individuo por alcanzar un objetivo específico. En ese sentido, la participación es un proceso en el que distintas fuerzas sociales en función de sus respectivos intereses (clase, género, generación) intervienen directamente o por medio de sus representantes en la marcha de la vida colectiva, con el fin de mantener o reformar los sistemas vigentes de organización social y política (Velásquez, & González, 2003).
Esta perspectiva de participación tiene cuatro modalidades, según la clasificación de Nuria Cunill (1991).
1) En primer lugar, la participación política que se refiere a la intervención de individuos u organizaciones en la esfera pública en función de intereses generales (bien común).
2) El segundo nivel de participación es la ciudadana, que también opera en la esfera pública, pero en función de intereses particulares. Estos intereses pueden ser territoriales, corporativos o gremiales.
3) La tercera modalidad de participación es la comunitaria que hace referencia al esfuerzo de una comunidad territorial para mejorar sus condiciones de vida.
4) Por último, la participación social se refiere a la movilización de personas o grupos con intereses similares, con el fin de reivindicarlos. Los últimos tres niveles constituyen la base del análisis del módulo de Participación Ciudadana para efectos de esta investigación.
Por otro lado, la perspectiva de la Participación no Convencional se refiere igualmente a una forma de acción individual o colectiva, pero a diferencia de la formal, esta alude más a motivaciones emocionales que racionales (manifestaciones como marchas, protestas, etc.). Esta participación está determinada por la asociación de personas que desean exponer sus ideas y sentimientos sobre un tema y no necesariamente está ligada a mecanismos formales establecidos en la ley.
Sin embargo, sea de forma convencional o no convencional, la posibilidad de que un individuo participe está relacionada con los recursos que dispone, sus motivaciones, la oferta institucional y su cultura política en general. González & Velásquez resumen estas características en condiciones objetivas y subjetivas de participación. De esta manera se asume la visión objetiva desde la oferta de espacios y mecanismos de participación garantizados por el Estado, y la visión subjetiva que se relaciona con los recursos (tiempo, dinero, información, experiencia, poder) y las motivaciones con que cuenta el ciudadano para participar. Se destaca que su percepción frente a la utilidad que representa para él la acción de participar: cuando los costos de participación son mayores que los beneficios obtenidos, se espera que el nivel descienda y viceversa.
ESTRUCTURA DEL FORMULARIO:
El formulario está compuesto por 5 módulos. Dos (2) iniciales se refieren a identificación de la persona y datos de registro. Los tres (3) restantes hacen referencia al componente temático. El formulario es de entrevista semiestructurada y está dirigido a las personas de 18 años y más, residentes en los hogares particulares de las cabeceras municipales del Territorio Nacional.
- Módulo A: Identificación: ubicar espacialmente la vivienda e identificar el encuestado directo.
- Módulo B: Datos de Registro: busca conocer las características generales de las personas, datos de la vivienda y, además, contienen las preguntas correspondientes al control de calidad de la encuesta.
- Módulo C: Participación Ciudadana: identificar los factores asociados a la participación ciudadana en Colombia.
- Módulo D: Elecciones y Partidos Políticos: caracterizar factores que determinan la participación política y la abstención electoral en Colombia.
- Módulo E: Democracia: conocer el nivel de apoyo de los ciudadanos colombianos a la democracia y determinar los factores que están asociados a este respaldo.